Damasco, Siria, a 9 de diciembre de 2024.- “Después de 50 años de opresión, y 13 de crímenes y desplazamiento forzado, anunciamos el fin de este período oscuro y el inicio de una nueva era para Siria”, comunicaron los rebeldes.
Y es que el ahora ex dictador de Siria, Bashar Al Assad, se autoexilió y al parecer fue recibido en Moscú. De hecho, autoridades de la misma Rusia anunciaron que Al Assad “dimitió” pero niegan, saber exactamente en dónde está y por tanto, tampóco confirman él que esté en territorio ruso.
La cuestión es que el régimen cayó tras una sorpresiva ofensiva relámpago de los rebeldes, ante los cuales no pudieron defenderse porque sus aliados están empantanados en otras guerras en el mundo, como la de Rusia-Ucrania. Los insurgentes lograron ingresar a la capital Damasco.
De esta forma se llega a un nuevo capítulo en la guerra civil Siria, la cual comenzó en el 2011, ha cobrado la vida de alrededor de medio millón de personas y desplazado a la mitad de la población que tenía Siria en tiempos de “paz”, nada menos que 23 millones de personas.
Esos millones de sirios huyeron hacia naciones vecinas como Jordania, Turquía, Irak y Líbano o bien, se embarcaron en la odisea de llegar hacia Europa.
Ahora bien, el hecho de que digamos “paz” se relaciona con que el régimen de Al Assad no era precisamente uno democrático. Él llegó a la presidencia del país árabe en el 2000 como heredero de una dictadura comandada por su padre, un militar llamado Hafez Assad, la cual se extendió 30 años.
Cuando fue llevado de vuelta a Siria desde el Reino Unido para sustituir a su hermano muerto y heredero original. Entonces Bashar Al Assad tenía 34 años, se dedicaba a la medicina y fue considerado como un posible reformador.
Pero al poco replicó los parámetros de su padre, porque en 2001, cuando los intelectuales del país pidieron una democracia multipartidista, fueron sofocados por la policía secreta y varios fueron encarcelados.
En cambio, las reformas que hizo fueron en materia económica: levantó restricciones y permitió cosas como la entrada de bancos extranjeros, las importaciones, empoderó al sector privado y floreció el turismo.