Cotija, Mich., a 18 de octubre de 2024.- La presencia de dos grandes cárteles de la droga por el control de la Cotija y los municipios de la región, ya ha cobrado la vida de una presidenta municipal, mientras que su sucesor ni ha puesto pie en el municipio por amenazas. Todo esto lo han visto el gobierno del estado y la federación, pero por razones desconocidas, no han intervenido.
Las autoridades estatales han centrado la atención sobre Cotija no por la operación del Cártel de Tepalcatepec y el Jalisco Nueva Generación (CJNG), sino por una supuesta firma falsa con la que el nuevo presidente municipal Juan Aguilar, se ausentó del cargo, aunque se desconoce públicamente su paradero prácticamente desde que resultó electo al cargo.
Lejos de investigar y castigar a los responsables de las amenazas contra el Presidente Municipal que lo llevaron a desaparecer de la vida pública, sucediendo a la alcaldesa asesinada apenas un día después de las elecciones, Yolanda Sánchez Figueroa - cuyo homicidio sigue impune -, los esfuerzos de los partidos políticos y del gobierno estatal se ha enfocado en pelear por la dichosa firma supuestamente falsa, y decidir quién estará al frente del Ayuntamiento, aunque posiblemente corra el mismo riesgo que Sánchez Figueroa y Juan Aguilar.
En el municipio de Cotija se ha detectado la operación de dos grandes grupos criminales, el “Grupo Delta” del CJNG, y el brazo armado local del “Cártel de Tepalcatepec”, encabezado por Luis Enrique Barragán Chávez, alias “Güicho el de Los Reyes” y/o “El R5”, quien tiene su bastión en esa demarcación, a solo 40 kilómetros de Cotija.
Las fuerzas de seguridad locales, policiacas y militares, son acusadas por uno y otro grupo de apoyar a su rival, lo que las ha vuelto propensas a sufrir ataques. Tampoco son pocos los enfrentamientos entre sicarios, todo lo cual llevó a la suspensión de las fiestas patrias en el mes de septiembre.
El 14 de septiembre, dos días antes de los festejos locales y nacionales, un fuerte enfrentamiento entre grupos delictivos tuvo lugar en plena tarde; el 11 de septiembre otra balacera se registró con saldo de un herido.
El 3 de julio, dos policías municipales murieron y tres resultaron heridos en una emboscada, y más recientemente, el 11 de octubre, una manta apareció en la plaza principal de Cotija acusando vínculos del Ejército con el CJNG y amenazando a los militares. El cártel respondió señalando que se trataba de un intento de “Güicho el de Los Reyes” para “calentar la plaza”.
La situación en Cotija evidencia no solo la guerra entre cárteles, sino también la inacción de las autoridades estatales y federales. A pesar de las constantes denuncias de la población y de los mismos funcionarios locales, no se ha observado una estrategia clara para contener la violencia o capturar a los líderes criminales responsables. La falta de una respuesta efectiva ha generado una crisis de gobernabilidad, en la que el poder del crimen organizado parece superar la capacidad del Estado para proteger a sus ciudadanos.
Mientras tanto, la incertidumbre persiste en el municipio, donde los habitantes temen que la escalada de violencia siga aumentando sin que las autoridades intervengan para restablecer el orden