Teuchitlán, Jal., a 9 de marzo de 2025.- Un sobreviviente al campo de entrenamiento y extermino que tenía el Cártel Jalisco Nueva Generación en el municipio de Teuchitlán, y donde se estima que fueron asesinadas y cremadas 250 personas, narró sus vivencias en este sitio infernal donde vio a desconocidos y a sus propios compañeros ser asesinados y pelear hasta la muerte.
El complejo criminal se desarrolla en un rancho en el citado municipio, a una hora en auto de distancia de Guadalajara. En el predio se han identificado una bodega donde dormían y eran adiestrados los nuevos sicarios, un baño (para uso exclusivo de los mandos), área de cocina, un campo de entrenamiento y un sitio para desembrar e incinerar cuerpos.
Un sobreviviente de este campo de exterminio y entrenamiento vinculado al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), narró cómo llegó allí y los hechos traumatizantes que experimentó.
El modus operandi con el que el sobreviviente fue reclutado, se ha detectado con precisión pero ninguna autoridad lo ha frenado. Los candidatos son contactados por medio de ofertas laborales donde se les indica que deben desplazarse a Guadalajara. Las víctimas llegan a la Central Nueva de Tlaquepaque, donde son recogidas por miembros del CJNG, quienes los llevan a casas de seguridad y les explican que han sido reclutados por el crimen organizado.
A partir de entonces inicia su entrenamiento como sicarios, donde les enseñan el manejo de armas y explosivos, tácticas para secuestrar o irrumpir en inmuebles, tortura, desmembramiento y desaparición de personas.
Los entrenadores no tenían miramientos con sus reclutas y nada les importaba la vida humana, narró a la prensa nacional el sobreviviente. “Una vez los jefes escucharon a unos muchachos decirse groserías, y los pusieron a ellos dos a pelear, porque no era permitido llevarse ni decir malas palabras. Les dijeron que se dieran hasta que cayera uno muerto y aparte, al que ganó, después lo mataron ellos mismos por haberse llevado”.
En el rancho de Teuchitlán habrían sido cremadas 250 personas en tres hornos localizados allí; uno de ellos, al momento de ser localizado por mujeres buscadoras, todavía exhalaba humo de un cuerpo. Cientos y cientos de pares de zapatos, maletas y objetos personales dan cuenta del exterminó que allí se llevó a cabo.
El sobreviviente explicó que los cuerpos eran descuartizados antes de ser metidos a alguno de los tres incineradores que funcionaban a base de leña. Los restos luego eran metidos a pozos en el suelo.
Las cifras de sicarios que el CJNG entrenaba en ese rancho eran industriales, de acuerdo con el relato del sobreviviente, quien dijo que durante su estancia de un mes, durmió junto con cientos de jóvenes que abarrotaban toda la bodega donde se alojaban, e incluso tenían que dormir unos sobre otros.
Asimismo, señaló que los tres crematorios localizados son viejos, que hay más recientes en el terreno y que toda la propiedad está llena de fosas con restos humanos.