Morelia, Mich., a 31 de octubre del 2021.- El día de muertos es una tradición mexicana reconocida a nivel mundial, desde el 2003 es considerada Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Una de las características puntuales de esta festividad son las ofrendas que cada familia coloca en sus casas para deleitar a los fieles difuntos que regresan en esta fecha, colocando en ellos placeres mundanos que gozaron en vida, como comidas tradicionales o alcohol.
Sin embargo, según información proporcionada por el Gobierno de México, estos altares tienen diversas variaciones de acuerdo a las regiones del país en que son colocados, por ejemplo, los hñahñu (originarios del Valle del Mezquital) en el estado de Hidalgo, mantienen la creencia de que en la muerte comienza una vida mejor, por lo que los “muertos” deben visitar a sus seres queridos en el décimo mes del año, convivir con ellos, manteniéndolos en su memora.
En las comunidades purépechas de Michoacán, una semana antes de la semana de fieles difuntos inician un novenario para los muertos que cumplen su primer año de fallecimiento, dos días antes de concluir el novenario se sacrifica un cerdo para hacer un pozole que será ofrecido el último día del novenario, ese día, los padrinos de bautizo del difunto decoran un arco de carrizo con flores de cempasúchil y terciopelo (flor morada o roja), después del rezo del ultimo día se ofrece el pozole y llevan el arco al panteón para velar al difunto toda la noche.
En casa del difunto, el altar es retirado hasta el 04 de noviembre, las frutas y panes del arco se colocan también en el altar del difunto.
La región me'phaa (tlapaneca) de la vertiente de la Sierra Madre Sur y la costa del Estado de Guerrero, los preparativos comienzan 15 días antes, periodo en que se recolectan los productos que serán usados en los altares; el día 31 de octubre las familias tienen la casa lista, esperando la llegada de los niños difuntos para otórgales frutas y dulces el día 01 de noviembre. El día 02 de noviembre, se ofrece a los difuntos adultos platillos regionales que son preparados la noche anterior, además de ir a decorar sus tumbas.
Los nahuas, pueblo indígena que abarca desde Durango hasta Tabasco, comienzan la festividad con un mes de antelación, haciendo rezos y repiques de campanas en la iglesia central y capillas del pueblo por la madrugada; el 31 de octubre se recibe a los niños con un altar decorado con flores y figuras de ángeles, dulce de calabaza y frutas; el 01 de noviembre se recuerda a los difuntos mayores y el 02 de noviembre se decoran las tumbas con veladoras, flores, pan y se ofrecen rezos.
La región mayo localizada entre Sinaloa y Sonora, la celebración comienza desde el 24 de octubre, colocando en cada iglesia tradicional el altar o la tumba de los difuntos, iniciando un novenario; se colocan imágenes religiosas, frutas de temporada y veladoras. El día 01 de noviembre, las familias velan a sus difuntos en el panteón.
Los yaquis, comienzan la celebración de las animas el 01 de octubre, los pueblos de Pótam y Huírivis colocan el cráneo de un sacerdote en un altar, entre rezos y alabanzas. Se elaboran altares en tapancos, poniendo alimentos que los difuntos consumían en vida. Durante el mes de octubre se realizan “kontis” (procesiones) todos los lunes hasta el día 31, preparándose en este proceso para recibir a las animas adultas.
Este pueblo celebra el día 02 de noviembre con danzas de los matachines, procesiones, cantos y rezos en la iglesia y cementerios.
Los zapotecos instalan en sus casas altares familiares permanentes, sin embargo, para esta ocasión especial se adorna con chocolate, frutas, flores, e incluso pueden llegar a incluirlo en sus mesas, ya que se tiene la creencia de que los niños difuntos llegan a las tres de la tarde; mientras que el 01 de noviembre a la misma hora se recibe a los muertos adultos con mole, tamales y mezcal. Finalmente, el día 02 de noviembre se realiza un convivio en el panteón, se decoran las tumbas con flores y se pagan músicos para que toquen algunas piezas a los finados. Cabe destacar que la celebración en el panteón la llevan a cabo antes de las 2 de la tarde, hora en que los difuntos se despiden para volver el próximo año.
Otras culturas indígenas del país tienen también costumbres distintas, por ejemplo, en Cuetzalan, Puebla, cosechan las flores el día 30, dando inicio a las festividades, se preparan tamales con carne de cerdo, colocan café y atole en el altar, el día 01 de noviembre los rezanderos de la comunidad rezan el rosario, mientras que el día 02 los compadres visitan la ofrenda y el panteón, dejando arcos de flores en el campo santo.
Las comunidades totonacas de Veracruz y la sierra norte de Puebla, la fiesta de muertos es nombrada “Ninín”, que en totonaca significa muertos y refiere a la temporada en que retorna el alma de los difuntos; el altar incluye tierra y vegetación aromática, agua y un incensario. Se representa un cielo con hojas de tepejilote, estrellas y el sol con hojas de palma de coyol, cada parte del altar se imagina como un universo formado un total de cuatro, mismos donde se encuentran los fieles difuntos.