Morelia, Michoacán; 10 de noviembre de 2022.- Desde la primer semana de noviembre es notorio el comienzo del arribo de mariposas monarca a Michoacán, en la tradición indígena se creían que estos polinizadores representaban las ánimas de los muertos, de allí que sus colores se asocien a la celebración de los fieles difuntos y su llegada coincide con esta conmemoración.
Los santuarios aún no se abren al público, hasta que se estime llegue el total de lepidópteros provenientes de Canadá y Estados Unidos, y establezcan sus colonias, pero ya se puede apreciar a las viajeras entre los jardines, bosques y otros lugares de Michoacán que se encuentran en la ruta del camino rumbo a los bosques del Oriente michoacano y la frontera con el Estado de México.
El Secretario de Medio Ambiente (SECMA), Alejandro Méndez López, llamó a valorar y respetar este fenómeno que cada día se mezcla más con la identidad y cultura michoacana. Una de las principales formas de ayudar a su conservación es reducir el uso de agroquímicos y transitar a la utilización de abonos orgánicos respaldado en las campañas de agroforestería sana que promueve el Gobierno de Michoacán.
Las mariposas monarca están cubiertas de microscópicas escamas tóxicas que les sirven de protección natural contra algunos depredadores. Dicha toxicidad se debe a que durante la fase larvaria se alimentan de diferentes especies de Asclepias, plantas tóxicas que tienen una alta concentración de cardenólidos.
De acuerdo a los registros del invierno de 2021-2022, las mariposas ocuparon poco más de 10 hectáreas entre los santuarios de Michoacán y el Estado de México, una de los arribazones más grandes de las que se han contabilizado.
Se estima que esta misma cantidad pueda llegar en este invierno debido a que las condiciones de preservación se han mantenido, muestra de ello fue una menor afectación por incendios forestales a los bosques de Michoacán.
Estudios recientes confirman que la mariposa monarca es ancestralmente migratoria, y su origen se dio en la zona sur de Estados Unidos y norte de México. Las monarcas que residen al oeste de las Montañas Rocallosas vuelan rumbo a la costa de California mientras que las que residen en Canadá y el Este de Estados Unidos se desplazan rumbo al centro de México para hibernar en los bosques templados del Cinturón Volcánico Transmexicano.
Si las ves no las dañes ni las atrapes, han viajado por casi 4 mil kilómetros.